LA GRAN PASARELA DE LA MODA
El 12 de septiembre arrancó la Mercedes-Benz Fashion Week
de Madrid, el showroom, un gran escaparate donde los vendedores y fabricantes
exponen esas novedades que se mecen en una balada con la melodía de las nuevas
tendencias y, como letra, el concepto de
marca, ese artilugio que tanto ayuda a despegar, aunque sea sólo los pies del
suelo y poder conseguir un
sueño. En él estarán desde Dolcezza a Adlib Moda Ibiza. Live Streams, Fashion Talks, Fashion Lessons,
Street Style, entrevistas a los diseñadores y a los patrocinadores en el plató
oficial, Lo mismo da que necesitemos unos pantalones que un par de zapatos. Con
lo que allí se exponga, seguro que saldremos hechos unos figurines. Diría más:
saldremos convertidos en unos magníficos arlequines pero sin tanto cubismo como
había a principio del siglo XX y recubiertos de un cierto halo de frivolidad. Hablamos de todo un salón de tendencias en el que participaron más de 300
marcas y unos dieciocho países.
La moda entendida como el reflejo de todo cambio cultural, un tiempo de transiciones, del Barroco al Rococó, si bien aquí estamos todavía en Pentecostés, ya que siempre estamos esperando a alguien o a algo, que, por cierto, nunca llega.
La ropa merodea entre la informalidad y
la coquetería, el glamour y la elegancia, incluso hay veces que es el diablo
quien la viste y el que desfila, porque el diablo, en ocasiones, se viste de
seda, o de Prada, otra película, en la que Miranda Priestly manejaba a su
antojo el mundo de la moda.
Termina la velada y, tras los flashes, vemos cómo nuestro cuerpo desnudo se va cubriendo de telas, de plásticos, incluso de pieles..., aunque sean sintéticas…, mientras entre bastidores lo van terminando de empaquetar para presentarlo ante el mundo. A continuación, seguramente le pondrán la etiqueta…, siete etiquetas..., requisito imprescindible para poderlo exhibir con garantías de éxito en el zoo de la moda, en el circo de la frivolidad, del deseo, de las luces y el dinero, porque de eso se trata, de ponerle precio a nuestra figura, a ese icono que se mueve entre la historia y la naturaleza. Pero todos sabemos que el hombre no necesita ningún escenario para presentarse ante los demás ni un altar en el que dignificarse. Lo que realmente necesita el hombre es reinventarse a sí mismo.
Suena “La vie en rose”. Al otro
lado, Édith Piaf… Y a este otro, Karl Lagerfeld, que decía: ꟷ"Sé que la vida es
de color de rosa, pero, por favor, no se vistan de ese color”. Y añadía: ꟷ "El color más moderno y elegante es el negro. Es más chic”.
Una silueta de negro, es eterna.
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