SINOPSIS
LA LUZ DE LO COTIDIANO va iluminando en este relato un puñado de sensaciones y recuerdos, entre el ayer y el hoy, ubicado en plena Manchuela donde sigue vivo ese lenguaje de nuestra tierra que se metió dentro de nosotros cuando estábamos acunados en el regazo de nuestras madres. Las palabras de siempre; los paisajes eternos: las viñas, el trigo, la cebada… El campo, majestuoso.
El día a día se va derritiendo en las manos de los vecinos. Hay gente que lleva las historias metidas en los bolsillos para contarlas después, en tanto que el tiempo va pasando invadido por multitud de olores, hasta que el ocaso trae los sueños.
La Luz de lo cotidiano nos incita a pisar de nuevo las calles que amamos como si fuese la primera vez, con respeto, porque las piedras guardan verdades como puños de esta tierra. Luego, tras la cosecha, llega la fiesta. A la noche, cuando la luna ya está vestida de azul, los vecinos bailan dibujando la alegría.
Aquí todo se quedará donde nació para que, cuando pase la belleza, se detenga un instante.
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