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Pier Paolo Pasolini |
PIER
PAOLO PASOLINI: el primer “punk” de
la historia, según Álex Rigola.
El
poeta que bajaba a los bajos fondos de Roma buscando sexo.
“Todos
estamos en peligro”, le dijo a Furio Colombo en una de sus últimas entrevistas.
El cineasta rojo y libre del que posiblemente se “ocuparan” los servicios secretos de Italia
Dice
Mario Colleoni que “cultivar la belleza, el asombro y la honestidad, es, ante
todo, una expresión de convivencia”. La poesía de Pasolini era una palabra
clara e inteligible, apegada a la existencia cotidiana, además de ser pura,
cercana, absoluta…, quizás demasiado
humana.
Leyendo
al autor de Contra Florencia (La
línea del Horizonte) descubrimos que Pasolini era un narcisista confesado,
además de un camaleón humano capaz de desenvolverse con soltura en cualquier
entorno, puesto que pensar lo contrario sería suponer que no podía ser al mismo
tiempo el hijo más dulce, el amante más perverso y el cineasta más cruel.
Si miramos a nuestro alrededor, vemos que el mundo se ha convertido en algo que él ya predijo. Y eso es peligroso porque, si lo pensamos detenidamente, se multiplica la desesperanza. Cuando dejamos de llamar a los cosas por su nombre y un montón de cretinos sin emociones defienden lo indefendible, lo banal, sin querer entender cuál es la realidad del siglo XXI, la misma que los intelectuales también se enorgullecen de olvidar, entonces tenemos que reconocer que nuestro destino está en peligro. Urge que prendamos a mirar y a leer el mundo, o…caeremos en las redes del fascismo. Eso fue lo que vino a decirnos el cineasta de la trilogía de El Decamerón, Los cuentos de Canterbury y Las mil y una noche.
Escondía una tímida pero a la vez arrolladora personalidad, fogosa pero inflexible, sádica pero carismática. Si hubo alguien capaz de representar el coraje, ese fue él. Devoraba la vida con un apetito insaciable, una vida, que según él, carecía de fuerza moral para enfrentarse a esa sociedad cruel llena de egoísmo, estupidez, incultura, habladurías, moralismo y conformismo. Un mundo que sólo funcionaba en apariencia.El 2 de noviembre de 1975 encontraron su cadáver totalmente desfigurado en un descampado de Ostia, cerca de un vertedero. Giulio Andreotti, líder de la Democracia Cristiana, y cinco veces primer ministro de Italia, dijo: ꟷ”Se lo había buscado”. Se cree que fue asesinado en una trampa que le tienden. Él trabajaba en una novela titulada “Petróleo” en la que pretendía tirar del hilo de la relación entre el poder y la mafia, y dar el nombre de los asesinos del empresario petrolero Enrico Mattei. Comunista, católico, quijotesco, provocador, controvertido, homosexual, escritor, poeta, director de cine, amante del fútbol, al que definía como “la última representación sagrada de nuestro tiempo”. Su última película, Saló o los últimos 120 días de Sodoma, es un vómito. No llegaría a verla estrena. Fue asesinado tres semanas antes de su estreno.
Miguel
Dalmau escribe: Pier Paolo Pasolini fue “El último profeta” y el que se
adelantó a describir el mundo en el que vivimos hoy. Y así lo predijo: no habrá
cine sino televisión y pornografía. El nuevo fascismo será el “Black Friday”. Y
la corrupción política será aceptada por la sociedad como algo normal. También
la destrucción del Mediterráneo.
Fue considerado uno de los mejores Poetas del
siglo XX. “El poeta de las cenizas”, un ser contradictorio, singular y
provocador (en su vida, llegó a tener hasta 33 juicios). Era católico, creía en
Dios, pero estaba en contra de la Iglesia. Comunista, aunque ellos fueron los que mataron
a su hermano menor Guido en la Segunda Guerra Mundial. También se posicionó en
contra del Mayo del 68 a favor de la Policía, argumentando que aquellos
estudiantes eran unos verdaderos burgueses y los agentes los obreros. Y así
hasta acabar escribiendo en el Corriere
della Sera, el periódico burgués por excelencia, contra el consumismo, la
masificación, el desarrollo, pero sobre todo contra el divorcio y el aborto.
Incluso hizo un artículo contra la
tolerancia que había en algunas calles de Roma por donde se observaba a ciertas
“chicas” disponibles, y no se refería a prostitutas, sino a adolescentes,
puesto que Pasolini estaba obsesionado con la castidad femenina y venía a decir
algo así como que no podían estar dispuestas a gozar con quien les pareciese
oportuno, sin embargo, él sí se podía pasear casi a diario con su Alfa Romeo
2000 por los suburbios romanos en busca de raggazos
alegres, que le excitaban y de los que contrataba sus servicios sexuales.
“Haced lo que yo os diga, pero yo haré lo que me dé la gana”, sería su máxima.
Criticaba el estalinismo, pero miraba con complacencia la revolución cultural
de Mao. Era un revolucionario, que, llegado un momento, ya no sabía muy bien lo
que era la revolución.
Nació
el 5 de marzo del 1922 en Casarsa, Bolonia. Su padre, militar, siempre distante, alcohólico y abatido. Cuando Pasolini tiene 26 años, una niño le confiesa al
párroco que ha mantenido relaciones
sexuales con el poeta. El cura acude a la sede de la Democracia
Cristiana, se salta el secreto de confesión y le acusa. Es el año 1949.
Entonces decide huir a Roma con su madre. Se hace doctor en Letras, profesor de
instituto y poeta friulano, su dialecto. Por fin escribe su primera novela: Ragazzi di vita. Y en 1959 publica su
segunda novela: Una vida violenta. También
escribe poesía. No es ningún desconocido. Su obra es admirada y se le invita a
la India para homenajear a Tagore, un escritor que apenas había leído y que no
apreciaba, circunstancia que aprovecha para escribir El olor de la India, un libro de “turista”, por así decirlo. Hasta
que en 1961 realiza su primer largometraje: Accatone.
Ahí ya es un intelectual, es decir, un burgués, repleto de contradicciones
que le atormentan, enamorado del subproletariado. Tanto la literatura como la
poesía le convierten en uno de los literatos más vanguardistas de la época.
Alberto Moravia, su amigo, lo despidió tras la muerte, diciendo: ꟷ”Ante todo hemos perdido un poeta; no hay tantos poetas en el mundo”.
“Para
mí (regresa la voz de Mario Colleoni) no existe nada más sagrado en la vida que
la palabra de un ser humano, su voluntad. Y traicionar esa palabra hubiera sido
como apuñalar por la espalda a la persona a la que amo. Digo lo mismo que
Shakespeare le hizo decir a Macbeth: ꟷ”me atrevo a todo lo que sea digno de un
hombre”.
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