LA GENERACIÓN DE CRISTAL

 


La generación de cristal

 

Hace unos días, Pablo Motos entrevistó al escritor Arturo Pérez Reverte en el programa El Hormiguero y, aunque después matizó sus palabras, al ser preguntado por los jóvenes de hoy en día, por la llamada Generación Z o de Cristal, contestó. ”Estamos criando generaciones de jóvenes que no están preparados para cuando venga el iceberg del Titanic. Los hemos criado hiperprotegidos, pensando que el mundo se soluciona enchufando un teléfono a un enchufe”. La polémica estaba servida. El vídeo corrió como la pólvora por las redes sociales. Días después, la generación de cristal demostró que era la generación de hierro al acudir a los municipios de L´Horta Sud en ayuda de los damnificados por la Dana, aprovechando que no tenían clase en las universidades ni en los institutos.

Generación de Cristal es una adaptación al castellano del término “snowfleke” (en inglés. copo de nieve), término que se le atribuye al escritor y periodista Chuck Palahniuk, si bien el término parece que ha sido acuñado por la filósofa Monserrat Nebrera y que surge de una metáfora que describe la fragilidad emocional de los adolescentes y jóvenes contemporáneos.

Jóvenes en una plaza de Roma

La vida es un encuentro entre generaciones que no ha sido muy hospitalario que digamos, ya que el diálogo siempre fue difícil, pues la generación que se extinguía intentaba frenar a la que miraba hacia el futuro con su crítica constante. Era y es la lucha por la soberanía y el trono. Pero cada una de ellas siempre trajo  escondida entre sus ideales una revuelta con la que cambiar el mundo. En aquellos días, fue el momento de las ideologías, luego el de la fidelidad al dogma, el de la oratoria y las pancartas...,  más tarde el de los acuerdos en los despachos…,  y ahora estamos en ese momento justo en el que la vida requiere una exquisita sensibilidad, a lo que sumar inteligencia y compromiso para crear un mundo mejor, o al menos diferente. Esa es la apuesta. Por eso la generación Z o de Cristal es una generación de esperanza. Son jóvenes educados en las emociones y no unas personas frágiles, capaces  de hacerle frente a estos tiempos de inseguridad, de violencia, del bullyng, del ciberacoso, la pandemia… Así que no deberíamos confundir la sensibilidad con debilidad, muy al contrario, porque ésa y no otra es su carta de presentación, además de encontrarnos con una generación transparente, respetuosa con los animales,  que expresa abiertamente sus emociones  y que está dispuesta a cambiar la realidad,  marcada por las guerras, la pobreza, la crisis medioambiental, y la destrucción de la fauna y la flora.


¿Existe realmente la Generación de Cristal ?

¿Qué sucederá cuando se rompa la burbuja, el recipiente que los protege?  De momento, sabemos cuáles son sus ideales. Quizás solo haya que esperar a que pasen a la acción y  podemos estar seguros de que, antes o después, lucharán por el mundo en el que creen,  un mundo más justo e igualitario, y que están preocupados por el planeta para el que buscan soluciones sostenibles, y esto es así porque  la Generación de Cristal  es una generación de innovadores. Eso es lo que se espera de ellos y lo que hay en la trastienda, si aceptamos que,  desde que nacieron, tanto la tecnología como las redes sociales formaron parte de su estilo de vida, y que es  a través de ellas como generan amistades,  romances…., mostrando poco interés por la lectura o los eventos culturales. Pero eso sí, aceptando la diversidad, y siendo muy sensibles y  defensores de las injusticias. Por contra, si husmeamos en el fondo del armario, vemos que rechazan las críticas, que son altamente demandantes y que, cada vez que hacen un pequeño esfuerzo, parece que han hecho una hazaña.

Cada generación devuelve al mundo al primer día de la creación con sus propias decisiones. Hemos pasado de la calle a la intimidad para decir todos lo mismo, yendo del Modernismo del XIX a la Abstracción, y del gran capitalismo y el dinero a las réplicas de marcas y al perfume a granel y la ropa vintage. O sea, hemos pasado del hippie al yuppie para terminar con los pantalones vaqueros rotos, los hípster y las barbies. O sea, que no hay grandes diferencias excepto si nos atenemos a las formas, porque eso es lo que en realidad ha cambiado, las formas de enfrentarse a la vida, de leer los días, de entender lo que nos trae el tiempo… Así que, en cierta medida, todas las generaciones han estado equivocadas. Y esto ha sido así  porque, primero intentaban  huir  y fabricarse un paraíso con sus huelgas y sus revoluciones, pero,  al final, ante la adversidad y las circunstancias, todas tuvieron que pasar por esa rueda de molino que trituraba el presente y sacarlo a flote. Lo mejor será que le demos la bienvenida a estos chavales y seamos sus bomberos, los que vayamos apagando los fuegos que encendimos para que ellos puedan ver el horizonte, limpio y verde, y, de paso, puedan ver  al hombre interior,  para que se vayan acostumbrando a la bestia. El siglo nos ha citado a todos por igual en un punto para que nos encarguemos de la vida. Ahora  es el momento de demostrar nuestro compromiso.

 

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