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Jeff Bridges ante un coche de la época |
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Tucker, "un hombre y su sueño" |
Es una película que ha sido subestimada a lo largo de los años, cuando estamos ante uno de los mejores trabajos de Coppola de los años 80. Jeff Bridges hace un buen trabajo como Preston Tucker y canaliza su yo interior de James Stewart en el papel. Martin Landau roba a todos los demás el show actoral de la película. Y Dean Stockwell y Lloyd Bridges tienen excelentes cameos. Una cosa muy interesante de esta película es su evolución: originalmente, Coppola quería hacer esta película después de "El Padrino: Parte II", con Marlon Brando como Preston Tucker. Tomando notas de "Ciudadano Kane", Coppola quería teatro Kabuki y obras de Bertolt Brecht. Inicialmente, planeó hacer "Tucker" como un "musical oscuro" y una película experimental. El musical habría presentado a Tucker de forma predominante, pero las historias se habrían entrelazado con Thomas Edison, Henry Ford, Harvey Samuel Firestone y Andrew Carnegie como personajes secundarios, y habría tenido a Leonard Bernstein para escribir la música. Sin embargo, la financiación se vino abajo debido al fracaso de taquilla de "One From The Heart", y Coppola abandonó "Tucker" en ese momento. Lo retomó años después. Finalmente, como ya he dicho, fue George Lucas quien se involucró. De este modo, el proyecto salió adelante.
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Coche Tucker utilizado en el rodaje de la película |
Filmada ex profeso con estilo publicitario, con colores que estallan ante la vista, con electricidad..., gracias a la actuación de Bridges y con una banda de sonido de un inspiradísimo Joe Jackson, Coppola demuestra que es un genio, incluso cuando vemos el juicio de la película..., que nos parece estar viendo el de "El manantial", aquel melodrama genial de King Vidor, basado en una novela de Ayn Rand, porque lo de Coppola es vocación y una imaginación desbordante
La película tiene un tono de comedia y está narrada con un ritmo y un estilo de los films de la década de los cuarenta. De alguna manera, Coppola combina el juego estético con sus obsesiones como realizador. Conocemos la pasión por los autos del director, pero la pelíucla no se queda sólo en un mero ejercicio formal, ya que, a medida que avanza la historia, el drama va creciendo, momento en el que Coppola reflexiona sobre la industria, el espíritu innovador y el rechazo a aquellos que vienen a cambiar las reglas del juego.
La historia es muy rica en reflexiones acerca del mundo de los pioneros y resulta apasionante en lo que respecta a todo el trabajo de ingeniería combinados con las ideas de marketing. Tucker: Un hombre y su sueño está filmada en la década del ochenta, cuando la carrera de Coppola había dejado atrás su indiscutible esplendor de los setenta y hacía películas muy diferentes entre sí, un poco al margen del centro de atención de la industria. No logró ser muy taquillero, pero demostró que los filmes de ese período deberían ser revisados y valorados en su justa medida. Tucker es un ejemplo perfecto de una gran película a ser reivindicada.
Tucker fue muy bien recibida por la crítica aunque no tanto por el público. Tampoco es que sus creadores buscasen con ella un taquillazo, ya que el objetivo era darse un capricho realizando un largometraje poco menos que por el simple placer de promocionar los coches de la colección. Tal y como el mismo Preston Tucker insinúa en la película, lo que realmente importa de una idea no es si tiene éxito o fracasa, sino la idea misma.
En este caso, el resultado fue excelente.
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