SÁTÁNTÁNGO, dirigida por Béla Tarr

Sátántango (1994)

SÁTÁNTÁNGO dirigida por Béla Tarr (1994)


 

Esculpiendo el tiempo!!!!

Se narra la decadencia de una cooperativa agrícola en las postrimerías de la Hungría comunista desde la perspectiva de los diversos personajes que la componen.

 Béla Tarr ha revolucionado el arte cinematográfico durante los últimos veinticinco años y,  como todos los grandes revolucionarios, no lo ha hecho desde la nada, sino a partir de unas bases formales establecidas previamente por otros cineastas como Kenji Mizoguchi, Carl Theodor Dreyer, su compatriota Miklós Jancsó, Theo Angelopoulos o Andrei Tarkovsky. El director húngaro ha ido mucho más allá que cualquiera de ellos, extremando la concepción temporal de sus películas hasta alcanzar límites insospechados.  Sátántangó es la  adaptación de la novela homónima de Laszlo Krasznahorkai, co-escritor del guion junto a Béla Tarr,  y con una duración de siete horas y media.

Convertida en una película de culto, Sátántangó es una experiencia cinematográfica radical, esencialmente distinta a cualquier otra. Buena parte de la fascinación proviene del contraste entre el rigor de su puesta en escena y el carácter sórdido de su contenido. Bela Tarr impacte de lleno en el espectador con  su fuerza visual. Deslumbrante en ocasiones, molesta en otras, desmesurada siempre…. Queda claro que no es una película perfecta pero sí sólida, intensa y sugerente.

Una película que parece simple pero que no lo es. Al contrario, estamos ante un filme complejo, dada su estructura, como en la novela en la que se basa, cuyo esqueleto narrativo sigue los pasos del tanto: seis adelante, seis atrás,  y así se van estructurando los capítulos y, por supuesto, después las secuencias, en tomas largas, muy largas, con movimientos  calculados y coreografiados a pesar de su desnudez y sobriedad. Una película despojada de la profundidad espiritual de otros autores, como Dreyer o Bergman,  en ese intento de ser sublimes. Aquí esa espiritualidad se sustituye por el sarcasmo socarrón, las atmósferas cutres, sucias, decadentes, arruinadas, acompañadas por una melodía llena de ruidos, y una música de acordeón compuesta por uno de los actores protagonistas. En resumidas cuentas, un mundo hecho pedazos rodado en un blanco y negro poderoso.


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